Jue. Sep 19th, 2024

Palestra / Editorial

La oposición está que brinca de gusto por la irrupción pública de la panista Xóchitl Gálvez en la escena electoral, solo que la están inflando tanto, que no vaya a reventar antes de tiempo. De Xóchitl se conoce nada o casi nada que haya hecho por el pueblo, excepto vender tamales y San Luis Potosí, aunque todavía tiene etiqueta de «mocho», llevó al poder no al blanquiazul Octavio Pedroza, sino al verdeecologista Ricardo Gallardo en 2021.

Es decir, aquí Xóchitl no la tiene ganada.

El PAN sólo ha vencido una vez en la gubernatura en toda su historia.

Y en la capital, a cargo del priista farsante Enrique Galindo, las encuestas dicen que no lo quieren como alcalde reelecto en 2024.

Digamos que ahorita la señora Xóchitl está de moda en la escena política, pero el trabajo de campo llevado a cabo por Morena en todo el país, con apoyos reales a la gente, es sólido y por eso este partido sigue arriba en todas las encuestas y cualquiera de sus «corcholatas» va a ganar la elección presidencial.

La apuesta real de la oposición es acopiar escaños en las Cámaras, para ser el dique al posible gobierno de Claudia Sheinbuam o Marcelo Ebrard, los verdaderos presidenciables. De ahí los constantes llamados del presidente Andrés Manuel López Obrador a votar por la mayoría, incluso calificada, de diputados y senadores a favor de Morena.

Para su desgracia, la propia Xóchitl Gálvez se sabía fuerte para competir por la Ciudad de México, donde la diversidad de opiniones hoy tiene dividido el poder, sobre todo en las alcaldías, pero a falta de buenos prospectos, alguien tuvo la brillante idea de ponerla en el pedestal y perdió esa oportunidad. Hasta el momento la jugada ha funcionado en la oposición, solo que apenas se trata del primer partido de un mundial que tiene varios para calificar a las siguientes rondas y así sucesivamente hasta ganar el campeonato. La panista, por lo tanto, tiene un largo torneo por jugar y difícilmente le alcanzará con su simpatía, ya que detrás tiene a lo peor de la política que ha desgraciado a este país: Salinas, Fox, Calderón, Diego y un largo etcétera. Y ni modo que se diga independiente, si justamente ellos la pusieron donde está en la actualidad. Sin ellos, seguiría tocando las puertas de Palacio Nacional para entrar a hacer su escándalo a la mañanera presidencial.

Eso por un lado.

Por el otro, la estructura de Morena en las entidades federativas y los municipios, inclusive en los pueblos más recónditos, es dominante. Hasta ahí no han llegado Xóchitl, el PAN, el PRI ni nadie y el tiempo ya no les alcanza. Ellos no dan programas de bienestar, se los robaban y los resultados están ahí: a cada elección pierden más gubernaturas, alcaldías, posiciones legislativas. Es decir, la mayoría de la gente los repudia.

También en San Luis Potosí, así que ya no le hagan al cuento.

Son la «maldita herencia».