Palestra / San Luis Potosí
El presidente Andrés Manuel López Obrador presentó la última clase de historia sobre la vida y obra del presidente Lázaro Cárdenas del Río (1895-1970), quien, relató, resistió los embates del conservadurismo durante la Expropiación Petrolera, medida que apoyó la mayoría de la gente, sobre todo la población más humilde, para recuperar el petróleo que habían entregado a empresas extranjeras durante el Porfiriato.
En su libro, ¡Gracias!, el presidente López Obrador sostiene que la principal enseñanza de figuras como el general Lázaro Cárdenas o Francisco I. Madero es que sólo con el apoyo de las mayorías se puede llevar a cabo una transformación capaz de hacer valer la justicia y enfrentar a grupos que se oponen a perder privilegios.
“No se puede transformar una realidad de injusticia con el apoyo de los de arriba; eso resulta absurdo, contradictorio. No se puede llevar a cabo una transformación con los opresores, es un contrasentido. ¿Con quién se transforma? Con el pueblo”, enfatizó.
En conferencia de prensa matutina refirió que, por ejemplo, el general Cárdenas se apoyó en las bases de la sociedad desde el inicio de su gobierno (1934-1940). Entregó tierras a campesinos y respaldó el movimiento obrero; organizó estos sectores en la Confederación Nacional Campesina (CNC) y la Confederación de Trabajadores de México (CTM), y finalmente logró con su apoyo recuperar los ferrocarriles y empresas petroleras, así como la devolución de bienes y recursos a la nación.
En el capítulo ‘El Humanismo Mexicano’, el jefe del Ejecutivo dice a los jóvenes que para ejercer el oficio de la política es importante desterrar la corrupción, atender a las personas más humildes y amar al pueblo, actor principal en la vida pública y motor del cambio.
“No deben olvidar que lo principal es tenerle amor al pueblo, querer al pueblo, cultivar un profundo amor al pueblo, nada se logra sin amar al pueblo. (…) Sin ese sincero sentimiento, nada bueno se puede hacer en la vida y menos en la política que, contrario a lo que se suele pensar, es uno de los oficios más nobles y de la más alta jerarquía espiritual”, indicó.
“El poder sólo tiene sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás. Si no es así, ¿qué es el poder? Prepotencia, banalidad, fantoches, arrogancia, clasismo, racismo, discriminación”, agregó.
Afirmó que son necesarios principios e ideales firmes para que no se impongan los intereses privados de una minoría a costa de la humillación y el empobrecimiento de las mayorías. El fin último de un Estado, dijo, es crear las condiciones para que la gente pueda vivir feliz y libre de miserias y temores.
«La auténtica política es profundamente humana en su fundamento, en su esencia y, sobre todo, cuando se practica en bien de los demás y en especial de los pobres», planteó en ¡Gracias!
El Humanismo Mexicano se basa en dos aspectos: la herencia cultural prehispánica y la política con dimensión social y pública que llevaron a la práctica héroes y heroínas de la nación, quienes impulsaron valores que construyen el México de hoy.