Lun. Nov 25th, 2024

Armando Calderón / Palestra

La llegada y permanencia, según el caso, de los secretarios nombrados por la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum, en Gobernación, Bienestar y SSPC, serán de mucho beneficio para el pueblo de San Luis Potosí, aunque en lo político podría haber varios damnificados, entre ellos el gobernador Ricardo Gallardo y el alcalde Enrique Galindo.

Qué pequeño es el mundo, se deben estar preguntando ambos gobernantes, porque deberán tratar con personas que bien o mal, se han cruzado en sus vidas políticas.

En el caso de Gallardo, deberá tejer fino para recomponer la relación con la poderosa Rosa Icela Rodríguez, hermana de Rita Ozalia, quien reiteradamente se quejó del grupo político del mandatario por haberle hecho la vida imposible durante la campaña por la senaduría, en la cual fracasó. Los hechos fueron públicos: el PVEM se lanzó con todo contra Morena para evitar que Rita llegara al escaño y lo logró.

Se da por sentado que Rita saldrá fortalecida con la presencia de Rosa Icela en Segob y no es necesario ser adivino para darse cuenta que su principal tarea será consolidarse como la jefa política del partido guinda en San Luis Potosí, a menos que reciba alguna encomienda en la administración federal, lo que la alejaría de los reflectores. El problema para Morena en este estado, es que no tiene una figura de peso para competirle a la candidata de Gallardo, Ruth González ni al propio Galindo, quien aspira a ser gobernador en 2027. Y Rita podría convertirse en esa persona, si juega bien sus cartas y da un salto en cuanto a visión política, porque su campaña dejó mucho qué desear y también por eso perdió, no sólo por el gallardismo.

Gallardo tiene que estar bien con Rosa Icela y Rita Ozalia, porque el dirigente morenista Mario Delgado, nuevo titular de la SEP, ya no será su interlocutor directo; aunque tiene la enorme ventaja de su buena relación con la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum. Este es un gran dique a su favor, ya que Sheinbaum no permitirá que Rosa Icela descomponga las buenas vibras que tiene con Gallardo y Gallardo, por su lado, sería necio si no reconociera que debe haber un borrón y cuenta nueva con las Rodríguez Velázquez, sobre todo con quien puede considerarse «la hermana de la discordia», Rita.

El gobernador tiene otro punto a favor, que Rosa Icela es una mujer pragmática y buena política, además de disciplinada y que, al menos públicamente, anunció que será una secretaria de diálogo y negociación.

Qué diferencia con la permanencia de Ariadna Montiel en la Secretaría de Bienestar, con quien Gallardo tuvo una excelente relación desde un principio, de modo que los potosinos pueden estar tranquilos con sus programas bimestrales y los nuevos que anunció Sheinbaum, para mujeres de 60 a 64 años, por ejemplo. A eso se suma la propia política social del gobernador, quien ha puesto énfasis en esas ayudas, porque es la manera de ganar votos sin tener que comprarlos de forma directa.

Por su parte, Enrique Galindo presumió desde el día mismo de su nombramiento, la llegada de Omar García Harfuch a la SSPC. Como bien dijo, fue su subalterno en la desaparecida Policía Federal, cuando Harfuch fue jefe de la PF en Guerrero, donde entregó buenas cuentas. Pero Galindo comete un error político: ligarse a García Harfuch por ese negro pasado.

Galindo no es bien visto en la 4T, por más que no lo hayan metido a la cárcel por los excesos cometidos por la PF en Michoacán y Oaxaca, con verdaderas masacres. Y encima, el presidente Andrés Manuel López Obrador arremete contra esa corporación a la menor provocación en sus conferencias de prensa mañaneras. ¿Galindo piensa que García Harfuch quiere hablar de la Policía Federal?, y menos cuando el tabasqueño la califica de corrupta y fracasada.

En otras palabras, a Galindo lo que más le conviene es olvidarse del asunto y tratar de hablar con Harfuch del presente y futuro, reconociendo que fue su jefe coyuntural, pero hasta ahí o quizá ni eso. Tomarse una foto con Harfuch parece casi imposible, pero como es ladino, Galindo lo podría lograr. Ya se verá.

Por último, tenemos la política doméstica. Galindo ha expresado su deseo de reunirse con Gallardo lo más pronto posible, en el marco de su reelección y que inicia un nuevo trienio para todos. No parece haber en el horizonte el regreso a esa relación política donde inauguraban obras juntos, y menos porque inicia la verdadera batalla por la gubernatura.

Gallardo no está ciego, sabe que Galindo quiere aprovecharse de él para quedar bien entre la gente y lo vean cercano al gobernador, quien goza de una popularidad importante, según encuestas, quién sabe si pagadas. El caso es que a nivel de cancha, Gallardo sí ha demostrado tener arraigo entre los potosinos, cosa que le falta a Galindo aunque haya ganado las elecciones, más por operación política, que por ser un hombre querido por la gente, debido a que es mentiroso y revanchista.