Mar. Nov 26th, 2024

Pepe Herrera / Palestra

En 1945, el ingeniero estadounidense Percy Spencer realizó un hallazgo que sería la base para la invención del horno microondas. Mientras caminaba por el laboratorio en el que trabajaba, Spencer se dio cuenta de que el chocolate que traía estaba derretido. “No hace tanto calor. ¿Qué sucedió?”, se preguntó. Buscando la respuesta, advirtió que el magnetrón que utilizaba estaba encendido y emitía una cantidad importante de calor.

Para comprobar sus sospechas, realizó experimentos con distintos alimentos. Calentó una bolsa de palomitas y estallaron; acercó un huevo y se coció; y una tetera con agua comenzó a hervir. Meses después, a partir de estas observaciones, creó el primer microondas.

A diferencia del horno microondas que actualmente tenemos en casa, este dispositivo medía dos metros de altura y costaba alrededor de tres mil dólares; en ese entonces, sólo hospitales y campamentos militares lo adquirían. Sin embargo, posteriormente se fue trabajando hasta reducir su costo y tamaño.

Hoy en día, dado que el microondas es pequeño, de precio no muy alto (comparado con otros electrodomésticos) y, sobre todo, porque permite calentar la comida con facilidad y en poco tiempo, se ha vuelto un producto muy utilizado en los hogares y las oficinas a nivel mundial.

Durante mucho tiempo se le atribuyó, además, una cualidad que tiene que ver con la higiene: debido a la radiación que emite en su interior, se creía que este dispositivo era un lugar estéril. Pero un estudio elaborado por la Universidad de Valencia (España) reveló que los hornos microondas son hogares de bacterias.

Microondas y microorganismos

Para la Dra. María del Rosario Morales Espinosa, jefa del Laboratorio de Genómica Bacteriana del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina de la UNAM, los resultados del estudio mencionado no son una sorpresa, debido a que vivimos entre bacterias y éstas tienen la capacidad de adaptarse a cualquier ambiente.

“Hemos encontrado bacterias tanto en la lava de los volcanes como en la Antártida. Entonces, su poder de adaptación es increíble porque resisten bajas y altas temperaturas. Quizá lo sorprendente de este estudio es que encontraron bacterias en los microondas de los laboratorios. No obstante, su presencia en los dispositivos que se usan en casa o en la oficina no es sorpresa, porque el recipiente lo tomamos con las manos y en ellas traemos bacterias benéficas”, comentó.

El equipo de científicos españoles encontró 101 cepas bacterianas en total al examinar al menos 30 microondas en tres entornos distintos: casa, oficina y laboratorio. Tras aplicar tecnología de secuenciación y técnicas de cultivo, descubrieron que los principales filos detectados fueron ProteobacteriaFirmicutesActinobacteria y Bacteroidetes, que son bacterias ambientales.

“Las bacterias que abundan en los microondas de hogar y oficina se pueden explicar por la diversidad de alimentos que se calientan en ellos. Usualmente los calentamos con el tupper destapado y la alta temperatura provoca que salpiquen fuera de éste. Entonces el alimento se queda ahí, porque no tenemos el hábito de limpiar después de usar el microondas. Luego otras personas repiten una y otra vez el procedimiento. Esa diversidad de alimentos que se quedan son una fuente orgánica para las bacterias, las cuales proliferan de buena forma porque tienen el medio”, explicó.

Si bien la experta de la Facultad de Medicina dijo que las bacterias que viven en el microondas representan un riesgo mínimo para nuestra salud, resaltó que lo importante del estudio es que nos hace reflexionar sobre la carga bacteriana que se genera al no hacer un lavado frecuente.

“Son bacterias ambientales, pero si las dejamos proliferar se van haciendo un inocuo pesado que nos puede generar problemas en la salud. Tenemos un sistema inmunológico muy eficiente, pero, sin darnos cuenta, el estar en contacto con ellas de forma frecuente puede hacernos daño paulatinamente. Además, los restos de comida que dejamos en el microondas se descomponen. Son factores a tomar en cuenta porque se pueden traducir en una enfermedad”, indicó.

¡Se acabó el mito!

Durante mucho tiempo se pensó que el microondas era un lugar libre de bacterias; sin embargo, la cantidad de energía que irradia no es suficiente para eliminarlas. Morales Espinosa recordó, además, que las bacterias son resistentes por su capacidad de adaptación.

“Las bacterias son muy interesantes. Han colonizado desde lugares con temperaturas muy frías hasta lugares muy calientes; desde lugares como plantas nucleares hasta planetas como Marte. Ese poder de adaptación se debe a que van cambiando su material genético para sobrevivir. Son organismos tan simples, pero que han permanecido a lo largo de la historia del planeta y se seguirán adaptando”, explicó.

¿Memoria bacteriana?

La especialista universitaria agregó que las bacterias se pueden adaptar a distintos ambientes gracias a una especie de memoria. “Pero no una memoria como la de los humanos, sino la que desarrollan a partir del estrés del ambiente. Cuando las bacterias se exponen por primera vez a un ambiente, la mayor parte de la población bacteriana muere, pero siempre sobrevive una y ésa modifica su material genético para que la siguiente generación tenga mayores probabilidades de sobrevivir. No debería sorprendernos que en unos años una investigación diga que hallaron bacterias en las freidoras de aire”.

¿Cómo limpiar el microondas?

Aunque algunos recomiendan lejía diluida y otros un espray desinfectante, Morales Espinosa indicó que la mejor limpieza de un horno microondas se realiza con dos sustancias mucho más comunes: agua y jabón para trastes.

Y detalló así el procedimiento:

“La limpieza se hará al concluir el día con el estropajo que se usa para lavar los trastes, el cual debe ir perfectamente limpio, es decir, sin residuos de comida. Limpiamos el interior, la parte interior de la puerta y el plato. Después de esto, con un trapo seco o toallas de cocina, secamos bien nuestro microondas. No debe quedar nada de humedad porque eso propicia el crecimiento de cierto tipo de bacterias. Dejamos que se ventile un poco y después lo cerramos”.

“Las bacterias que viven en el microondas no son peligrosas, pero si dejamos sin limpieza el microondas, su proliferación dentro de él tendrá repercusiones importantes en nuestra salud a largo plazo”, advirtió.