*Dr. David Douterlungne / Ipicyt
Del 21 de octubre al 1 de noviembre, se celebró la COP16 en Cali, Colombia, donde más de 12,000 delegados de 196 países, incluidos siete jefes de Estado y un centenar de secretarios de Ambiente, se reunieron para discutir la actual crisis mundial de biodiversidad y definir estrategias para combatirla.
«Las COP, o ‘Conferencias de las Partes’, son reuniones anuales o bianuales de 196 países convocadas por la ONU (Organización de las Naciones Unidas). Fundada en 1945, a finales de la Segunda Guerra Mundial, la ONU nació para mantener la paz internacional, pero pronto evolucionó a una organización mundial que aborda asuntos que requieren la colaboración entre países y regiones. Actualmente, es encargada de mantener la paz, la seguridad y el derecho internacional, proteger los derechos humanos, distribuir ayuda humanitaria y apoyar el desarrollo sostenible e implementar la acción climática.
En 1992, la ONU celebró la “Cumbre de la Tierra” en Río de Janeiro, donde se adoptaron tres convenios clave: (1) el Convenio Marco sobre Cambio Climático (UNFCCC), (2) el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD) y (3) el Convenio para Combatir la Desertificación (UNCCD). Cada uno de estos convenios recibe seguimiento durante las COP anuales o bianuales. La COP16, que actualmente se celebra en Colombia, se centra en el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB). Este marco normativo global y pionero tiene tres objetivos principales: (1) la conservación de la diversidad biológica, (2) su uso sostenible y (3) la distribución justa de los beneficios generados por los recursos naturales.
La COP16 que se llevó a cabo en Columbia es la iniciativa más importante que reúne a los líderes del mundo para reflexionar sobre cómo frenar la pérdida masiva de biodiversidad. Para lograrlo, necesitamos implementar soluciones basadas en la naturaleza en lugar de luchar contra la naturaleza. La reforestación de zonas manglares y bosques litorales, por ejemplo, aumenta la biodiversidad y al mismo tiempo protege las zonas costeras de las consecuencias del cambio climático y beneficia a la industria pesquera y maderable. Salvar la biodiversidad requiere adaptar nuestro sistema de conservación (aumentar el área protegida de 16% a 30% de la superficie terrestre), sistema alimentario (implementar sistemas de producción que mejoran el ambiente en lugar de degradarla), sistema energético (sustituir las energías fósiles por renovables) y el sistema financiero (un 55% del PIB mundial depende de la naturaleza y los beneficios no están repartidos equitativamente).
Al respecto, hace dos años, al concluir la COP15 en Canadá, se aprobó el Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal, que representa un importante normativo mundial para combatir la crisis de biodiversidad. Se centra en cuatro objetivos a alcanzar para el 2050: (1) integridad ecosistémica; (2) uso y manejo sostenible de la biodiversidad; (3) repartición justa y equitativa de los beneficios generados por la biodiversidad y (4) asegurar la capacidad y el financiamiento para alcanzar las metas. Para esto, se proponen 23 metas puntuales para el 2030, destacando el proteger 30% de las tierras, aguas y mares, el restaurar 30% de las áreas degradadas o recaudar 30 mil millones de dólares cada año en apoyo de los países del sur.
Para lograr estas metas y objetivos, los miembros de la COP acordaron entregar en el COP16 sus planes nacionales de Acción de Biodiversidad. Estos planes describen las estrategias y acciones nacionales de cada nación para alcanzar las metas y objetivos del acuerdo de Kunming-Montreal. No obstante, sólo 35 de los 196 países entregaron sus planes nacionales para el inicio de este COP16. Colombia, México, Cuba y Surinam fueron las únicas naciones latinoamericanas que hicieron la tarea. Esto nutre la crítica a los COPs de no contar con los mecanismos de implementación en la vida real para alcanzar sus metas, como está pasado con otras propuestas importantes como el acuerdo de París (mantener el calentamiento global menor a 1.5 grados para el 2100), los objetivos de Desarrollo Sostenible (17 objetivos globales para un mundo justo, equitativo y sostenible en el 2030) o las metas de Aichi (20 objetivos para frenar la pérdida de la biodiversidad para el 2020). Sin embargo, y a pesar de no alcanzar las metas, no excluye que la convención sobre Biodiversidad y otras iniciativas han logrado avances significativos en el combate contra la pérdida de la biodiversidad en ausencia de otras y mejores iniciativas. Frente a tal crisis de la biodiversidad no podemos mantenernos indiferentes.
*Investigador de la División de Ciencias Ambientales del IPICYT
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