Héctor U Tello B. / Palestra
Es increíble que haya mexicanos que desean honestamente que le vaya bien a Estados Unidos y Trump, a costa de que le vaya mal a México.
Casi en el aniversario de Martín Luther King. Es irónico, el supremacismo blanco pisoteando la memoria de los derechos de los negros.
A los Village People pues uno los recuerda como negros y blancos gays bailando una contagiosa canción setentera que se convirtió en un ícono; solo que esta vez y a pesar de las raíces musicales negras solo había blancos ultras bailando bastante feo con un patético payaso en la parte trasera moviendo las manos.
Trump es el neofascismo, así de simple. Otro imbécil, Musk haciendo una señal que parecía la de Hitler perdiendo los estribos por la guerra.
Hay algunos mexicanos como Marko Cortes, Lily Téllez o Verástegui que piensan que a Trump le importan o que son sus aliados en México, le importan a piece of shet.
Ni le interesan, ni sabe quiénes son.
Es más, ni Milei, ni Bukele le interesan, solo son sus peoncitos a quienes puede presumir, ¡Qué importa que tengan a sus países jodidos que para eso está el tío Tom!
Trump dijo: «Lo estoy pensando»; cuando todos esperábamos con su bolígrafo firmando el 25% de aranceles contra México y Canadá.
Debe ser complicado ponerse un balazo en el pie con tu socio comercial principal.
Debe ser más que complicado invadir a tu socio comercial porque declaraste a los carteles organizaciones terroristas, y cuando un gran porcentaje de tus compatriotas añoran las drogas como al oro los gambusinos.
Debe ser complicado deportar a los mexicanos que sostienen tu economía.
Debe ser complicado porque la Presidenta de México le ha plantado cara y tiene el 80% de respaldo social. Qué fácil sería con un priista o panista, tan manejables.
Por lo pronto, el supremacista, violador, fascista y asesino decidió atemperarse un poco. Solo un poco por estrategia
Veremos.
Hoy en día la locura viaja más rápido que un WhatsApp y puede adquirir identidad en un twit gracias a IA.