Palestra / La Ratonera
El alcalde de San Luis Potosí, Enrique Galindo Ceballos, debería aclarar la serie de corruptelas que tiene en su gobierno porque, como dijimos, la compra de corbatas y mascadas de seda por medio millón de pesos, era apenas una muestra de que se está sirviendo con la cuchara molera del erario.
Es tan grande el robo, que la Auditoría Superior de la Federación (ASF) detectó que una obra que sigue atorada por falta de acuerdo con los vecinos, el paso a desnivel de El Saucito, no tiene siquiera la primera piedra, pero ya fue ¡pagada!
Lo peor del saqueo está en el programa emblema de Galindo, Vialidades Potosinas, donde hay «contratos irregulares», según reveló el medio nacional SDP Noticias, cuyo dueño es Federico Arreola, un periodista que acompañó durante muchos años al expresidente Andrés Manuel López Obrador. A tal grado lo apoyó, que su medio se llama SDP por «Sendero del Peje», que es el significado de esas siglas.
Bueno, si Morena no toma nota de las transas del expriista y lo hace candidato como quiere el otrora delegado de Bienestar, hoy diputado federal, Gabino Morales Mendoza, Galindo podría resultar igual que la nefasta doctora Mónica Rangel Martínez, a quien el ahora secretario de la SEP y ex líder nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, puso como abanderada para que perdiera con el gobernador Ricardo Gallardo Cardona, con quien tenía el verdadero acuerdo de impulsarlo a la silla grande de San Luis Potosí.

Para nadie es un secreto que la senadora del PVEM, Ruth González Silva, se colocó de golpe y porrazo como la favorita a suceder a Ricardo Gallardo Cardona, su esposo, en la gubernatura de San Luis Potosí.
Ni siquiera Gallardo lo desmintió, al sostener simplemente que apoyará todas las iniciativas de la presidenta Claudia Sheinbaum, lo que incluye la filosa contra el nepotismo. Si somos puristas, el nepotismo significa designar a un familiar en algún cargo público, situación en la que, por ejemplo, no incurren las esposas de los mandatarios que llegan al DIF, ya que ese puesto es honorífico y no cobran por ejercerlo.
Lo mismo aplicaría en caso de una candidatura, porque a final de cuentas «el pueblo» decide con su voto quién lo gobernará. Sin embargo, el primer paso, la candidatura, sería algo similar a nepotismo en SLP, porque aquí el que manda en el Verde es Gallardo.
Más allá de florituras jurídicas, el guerrerense y compañero de González en el senado, Félix Salgado Macedonio, dijo con todas sus letras que si la potosina llega a la candidatura, será apoyada por el PVEM y por la ley, por lo que el único «tarugo» es él que, al pertenecer a Morena, quedará impedido de competir para sustituir a su hija la gobernadora Evelyn Salgado Pineda en Guerrero, ya que Sheinbaum lo descalificó y también su partido, que pondrá candados contra el nepotismo, aunque constitucionalmente entre en vigor hasta 2030, si los diputados mantienen en sus términos el polémico dictamen del Senado.

La proliferación de videocámaras del hampa en San Luis Potosí, no podría entenderse sin la complicidad de los policías o franca incompetencia para detectar estas actividades ilícitas que ni siquiera están legisladas.
Como siempre, el crimen organizado hace honor a su nombre, y rebasa cualquier acción legislativa y ejecutiva para ponerles un alto.
En el caso de la policía capitalina, tuvo que venir un regaño del gobernador Ricardo Gallardo para que el alcalde Enrique Galindo pusiera manos a la obra y pocas horas después, empezara a desmantelar estos artefactos que tienen el propósito de controlar el panorama en vía pública. Coincidió, además, con un llamado que hizo la senadora del Verde, Juanita Guerra Mena, a las 32 entidades federativas, para coordinarse con la Guardia Nacional en el combate de este nuevo flagelo.
Así como hicieron con los «ponchallantas», los diputados deben ponerse a trabajar para tipificar este delito, en tanto las policías de los tres órdenes de gobierno elaboran estrategias efectivas para desarmar estos «big brother», aunque de antemano se nota que el eslabón más débil es el municipal, donde seguimos con policías mal preparadas y poco tácticas para detectar videocámaras que no sean las oficialmente colocadas por las autoridades o las empresas.
