Palestra / San Luis Potosí
Para la doctora en Neurociencias María Esther Jiménez Cataño, la investigación científica fue un sueño de niña que, con el tiempo, le ha brindado grandes satisfacciones. Con una trayectoria de más de 30 años en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), ha dedicado gran parte de su vida a la investigación y, actualmente, coordina los esfuerzos de los posgrados en dicha institución.
Desde su infancia, la ciencia estuvo presente en su hogar. Sus padres, ambos egresados de la UASLP y uno catedrático de la misma, le inculcaron el amor por el conocimiento y la investigación. Aunque inicialmente quería ser médico, su interés por la química, la física y las matemáticas la llevaron a estudiar una Ingeniería Química en la propia institución.
Más tarde, encontró su vocación en las Neurociencias, especializándose en la química del cerebro. “Desde hace muchos años, doy clase a neurólogos, psiquiatras, neuropediatras y estudiantes de medicina”, comentó en entrevista.
Su carrera le ha permitido formarse y colaborar con investigadores de diversas partes del mundo. Durante la Guerra Fría, tuvo la oportunidad de conocer el modelo socialista de investigación en Alemania del Este, una experiencia que amplió su perspectiva académica.
Además, realizó estudios en la Universidad de Montreal, Canadá, y ha participado en congresos y colaboraciones con científicos de distintas nacionalidades, como estadounidenses, chinos y alemanes. Estas experiencias le han permitido intercambiar ideas y enriquecer su trabajo académico con perspectivas diversas.
Jiménez Cataño destacó la importancia de los programas de movilidad académica para estudiantes de posgrado. Aunque la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Secihti) ha sufrido transformaciones en los últimos años, antes existían programas que facilitaban estancias internacionales para alumnos de doctorado.
“Gracias a nuestros colaboradores en otros países, muchos de nuestros estudiantes han podido instruirse en el extranjero y algunos incluso se han quedado allá”, mencionó. La movilidad no sólo les permite acceder a conocimientos avanzados, sino que también les abre oportunidades laborales y de colaboración internacional.
En cuanto a la participación de la mujer en la ciencia, reconoció que ha habido un aumento significativo en el interés de ellas por carreras científicas. En la Facultad de Medicina, la mayoría de los estudiantes, especialistas, investigadores y docentes son mujeres. Consideró que la capacidad de realizar múltiples tareas y la meticulosidad son cualidades que muchas aportan a la investigación.
Sin embargo, también reconoció los desafíos que implica equilibrar la vida profesional con la personal, sobre todo en la crianza de los hijos. “Es inevitable sentir culpa por no haber pasado más tiempo con ellos, pero al final, lo importante es haber encontrado un equilibrio entre ambas esferas”, expresó.
Finalmente, la doctora María Esther Jiménez Cataño resaltó que la docencia y la investigación han sido tradicionalmente campos en los que las mujeres han destacado. “Tenemos la capacidad innata de transmitir conocimiento y guiar, por lo que no es sorprendente que la mayoría de los educadores sean mujeres”, concluyó.
Su mensaje para las futuras generaciones de investigadoras es claro: encontrar el equilibrio entre sus aspiraciones personales y profesionales para lograr una vida satisfactoria y plena. Además, subrayó que es fundamental fomentar políticas y programas que continúen apoyando la participación femenina en la ciencia, asegurando igualdad de oportunidades para las nuevas generaciones.