Armando César Calderón V. / Palestra
Sergio Ramos llegó a la Liga MX, específicamente a Monterrey, tras casi un año sin jugar un partido oficial tras quedar como agente libre después de dejar al Sevilla; desde que el fichaje era solo un rumor se hicieron presentes las críticas: «solo viene de vacaciones», «no rendirá», «se la pasará lesionado», » ya tiene 38 años».
El español es un hombre acostumbrado a los grandes escenarios, ya en su debut contra Atlético de San Luis estuvo cerca de anotar su primer gol en tierras mexicanas, algo finalmente llegaría apenas en su segundo partido, cuando el defensor anotó contra Santos gracias a la especialidad de la casa, un cabezazo; dosis que repitió ante Cruz Azul este sábado pasado, llegando a dos goles en sus primeros tres encuentros.
Ramos, con su 93 a la espalda, sigue demostrando que está vigente (al menos para el nivel de la Liga MX), en sus tres titularidades sigue sin conocer la derrota, aunque en lo defensivo se ha visto complicado en ocasiones, su liderazgo, goles y exposición mediática, son hasta ahora una buena carta de presentación.
Eso sí, Monterrey espera que su fichaje bomba siga en buen ritmo y los ayude a hacer un buen papel en el Mundial de Clubes, en el que con el poder de los equipos europeos pasar de grupos ya sería un milagro. En lo local urge un título para los regios, que gastan millones para ir de fracaso en fracaso, aunque eso no queda únicamente en las manos del nacido en Camas.
Si LeBron James rinde en la NBA a los 40 años, Lewis Hamilton en la F1 y Luka Modric con 39 años sigue moviendo los hilos del Real Madrid al más alto nivel, ¿por qué no habría de hacerlo Sergio Ramos en un fútbol con el nivel de la Liga MX? A fin de cuentas, en deportistas de su calibre, la edad es solo un número.