Clarín / Internacionales
El misterio fue el factor común en la muerte de Gene Hackman y Betsy Arakawa, hasta que los investigadores reconstruyeron sus últimos días, y las autopsias reflejaron las respectivas causas de fallecimiento. Sin embargo, la investigación quedó abierta y las autoridades aseguraron que harían todos los procedimientos necesarios para que no quedara ninguna duda de cómo ocurrió la doble tragedia.
El actor de 95 años y su esposa de 65 fueron encontrados sin vida el 26 de febrero en su mansión en Santa Fe, Nuevo México, después de que un trabajador descubriera la aterradora escena cuando observó a través de la ventana y vio a Betsy tendida en el suelo.
Luego de una exhaustiva investigación, que incluyó un análisis de los correos electrónicos de Arakawa, el registro de sus llamados telefónicos, y los videos de cámaras de seguridad de la farmacia y la veterinaria -los últimos lugares en los que fue vista en público-, se determinó que murió alrededor del 12 de febrero, por complicaciones de un síndrome pulmonar por hantavirus.
Mientras que Hackman convivió con su esposa fallecida por al menos seis días más, porque su marcapasos dejó de funcionar el 18 de febrero. Dada su grave condición de Alzheimer, y su deteriorado estado de salud general, los forenses mantienen su hipótesis de que probablemente la leyenda de Hollywood no fue consciente de lo que había ocurrido, y por eso no pudo pedir ayuda ni salir de la propiedad.
«Una mansión infestada»: la evaluación de salud de la casa de Gene Hackman
Una vez establecida la cronología de las fechas y causas de muerte, los investigadores realizaron una evaluación de salud en la propiedad, valuada en casi 4 millones de dólares, para determinar los posibles focos de contagio de hantavirus, la rara enfermedad que se propaga a través de excrementos y orina de roedores.
El Departamento de Salud Pública de Nuevo México publicó los resultados y aseguró que encontraron nidos de roedores en ocho dependencias separadas en la mansión de la pareja, y definieron ese panorama como un verdadero «caldo de cultivo» para el hantavirus.
Se encontraron excrementos en tres garajes, dos casitas y tres cobertizos de la propiedad. Además de varios roedores muertos, también se encontró un roedor vivo, según los inspectores.
En dos vehículos que tenía el matrimonio también había evidencia de roedores, e incluso encontraron trampas en varios lugares de la casa, lo que sugiere que habían lidiado con la infestación de manera recurrente.
Arakawa puede haber entrado en contacto con el virus al limpiar el sótano o alguna de las zonas mencionadas. Todo parece indicar que el matrimonio, pese a su acaudalado patrimonio, no contaba con ayuda en su hogar, elegía un estilo de vida caracterizado por la extrema privacidad, y Betsy era quien se ocupaba de cuidar la salud de su esposo, organizar sus terapias a domicilio, las visitas periódicas a la veterinaria de sus mascotas, y también realizaba los quehaceres de la casa.
Según consigna el Daily Mail, el hantavirus es poco común en Estados Unidos, con menos de 50 casos reportados por año, pero después de la muerte de la pareja se conocieron más contagios, lo que encendió las alarmas de un posible rebrote y se instó a la población local a tomar medidas de precaución.
En la ciudad de Mammoth Lakes, California, el virus se cobró tres víctimas fatales, con casos muy similares a los de Arakawa. El doctor Jeffrey Klausner, experto en enfermedades infecciosas y profesor de la Escuela de Medicina Keck de la USC, explicó en diálogo con The New York Times: «El hantavirus afecta al cuerpo rápidamente, y dado que los síntomas se presentan como un resfriado en el pecho, a menudo se diagnostica erróneamente».
«El hantavirus mata a una de cada tres personas que lo contrae», aseguró Klausner, para exponer la potencialidad mortal del virus.
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