Héctor U Tello B. / Palestra
Voy a ser sesgado pues. Igual te caigo gordo.
No creo en la iglesia ni en ninguna religión, pero a Francisco le hubiera aceptado su bendición con gusto (como se la acepto a mi suegrita).
Francisco ni siquiera tuvo tiempo de hacer cambios reales. Esbozó hacer cambios.
Mostró su lado humano, de ver por los pobres, de considerar a la comunidad LGBTQ, de abrir el camino al ministerio femenino, de ver los males de la iglesia, de tratar de ser un mediador o pacificador; de arrepentirse de tanto cura pederasta.
Pero no le alcanzó ni el tiempo ni las fuerzas. Además, no estoy tan seguro de que lo hubiesen dejado.
Era un Papa bueno en una iglesia y un mundo malo.
Seguramente la iglesia entrará en un proceso de tradicionalismo. Necesita recuperarse después de haber perdido tantos adeptos y ser tan cuestionada.
Después de todo la iglesia es un tótem antiquísimo, labrado a sudor y sangre, labrado a conservadurismo y tradición milenaria.
En nombre de Dios se han cometido el mayor número de vilezas. No Dios. El ser humano que ha usado a Dios como escudo.
Me pliego a pensar que Dios está en todas partes (como decía Baruch):
En el sol de la mañana y el vuelo de un escarabajo; en la flor que se abre y la corteza de un árbol; en el sonido de la cascada y la mirada hermosa e inocente de un niño pequeño.