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Ya hay nuevo campeón. El Barcelona de Flick conquista la 28ª Liga de su historia a falta de dos jornadas de acabar la competición. Tras la victoria ante el Espanyol, el conjunto blaugrana no necesita disputar más encuentros para ser matemáticamente el ganador de la edición 2024/25. Una campaña de la mano del técnico alemán que consigue su primera Liga y su tercer título junto al equipo culé.
Hansi Flick llegó sin hacer ruido. Venía a sustituir a Xavi Hernández después de su rocambolesca salida que se venía telegrafiando desde enero de 2024 con sus idas y venidas. A Laporta siempre le gustó el alemán y a Deco también. Confiaron en él a pesar de su limitado currículum en el que tuvo un enorme éxito en el Bayern, pero fracasó al mando de la selección de su país. Era, por tanto, una apuesta de riesgo en un momento muy delicado del club maniatado como siempre por el ‘Fair Play’ a la hora de acercarse al mercado.
El tiempo ha confirmado el enorme éxito de la apuesta. Esta Liga no se puede entender sin la labor de Flick que ha sido capaz de devolver al Barcelona a la élite europea. Ha ganado tres de los cuatro títulos a los que aspiraba: Liga, Copa del Rey y Supercopa. En todos ellos, en lucha directa con el Real Madrid, algo que por estos lares siempre deja un buen sabor de boca. Y en la Champions se quedaron a las puertas de la final después de caer frente al Inter en una de las mejores semifinales que se recuerda en esta competición. Nadie se podía imaginar un rendimiento de tal calibre en esta temporada.
El sello de Flick está por todos lados. Su principal virtud ha sido la de mejorar el rendimiento de todos los jugadores de la plantilla respecto a la campaña anterior. La energía, para el juego. Hasta en los malos momentos, donde también ha influido el aspecto psicológico. «Por fin se acabó este noviembre de mierda», afirmaba el técnico alemán en rueda de prensa.
Una situación dura pero controlada. Flick sabía que con la exigencia de partidos y juego producirían un par de meses de bajón donde los resultados no serían los esperados. En noviembre y diciembre el Barcelona sólo consiguió ganar dos de ochos partidos en LaLiga. La baja de Lamine a inicios de mes tampoco ayudó, pero el club azulgrana volvió a su estilo, arrollando al resto de rivales con resultados contundentes.
Una estrella que brilla con luz propia
La explosión de Lamine ha llegado a su esplendor. Juego, determinación, desborde y eficacia. El nuevo estilo que ha instaurado Flick en el Barcelona le ha venido como anillo al dedo para sacar todo su potencial. El desparpajo con el que afronta los partidos le hacen un jugador único y diferencial. ¡Sólo tiene 17 años!