Sáb. May 24th, 2025

Palestra / San Luis Potosí

En una conferencia reciente en el Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (IPICYT), la Dra. Liliana Quintanar Vera, del Centro de Investigación sobre el Envejecimiento y Departamento de Química del CINVESTAV, habló sobre un tema que puede sonar muy técnico, pero que podría tener un gran impacto en nuestra salud a medida que envejecemos: el papel de los metales como el cobre y el zinc en el cerebro.

Aunque a veces los metales se asocian con contaminación o toxicidad, lo cierto es que muchos de ellos son esenciales para el buen funcionamiento del cuerpo. “Necesitamos metales como el cobre, el zinc y el hierro para procesos vitales”, explicó la Dra. Quintanar. Sin embargo, estos mismos metales pueden estar involucrados en enfermedades como el Alzheimer, si su equilibrio natural se altera.

En el cerebro de personas con la enfermedad de Alzheimer se encuentran acumulaciones de proteínas —las conocidas placas amiloides— y en ellas, también se ha visto que hay cobre, hierro y zinc en exceso. La pregunta que se hacen los científicos es: ¿estos metales están causando daño o solo se acumulan por otros fallos en el cerebro?

La doctora Quintanar investiga precisamente cómo ciertas proteínas del cerebro interactúan con el cobre en las sinapsis, que son las conexiones entre las neuronas. “Si esas proteínas empiezan a competir por el cobre de manera descontrolada, podrían estar afectando la comunicación entre las neuronas”, dijo. Su equipo busca formas de diseñar moléculas que puedan ayudar a recuperar ese equilibrio, como una especie de “limpieza” de metales mal ubicados. “Expuse en la conferencia cómo estos péptidos y proteínas pueden estar implicados en la enfermedad de Alzheimer, cuáles son las funciones de este metal en la sinapsis, y cómo podemos usar todo este conocimiento para poder diseñar péptidos que tengan potencial terapéutico en esta enfermedad, que puedan quitar el metal que se está acumulando en estas placas y restaurar la homeostasis de este metal”.

Cuestionada sobre si el medio ambiente o la región donde vivimos puede influir, la experta fue clara: en este caso, no se trata de una exposición a metales tóxicos como el plomo o el mercurio. Lo que sucede es que, con la edad, el cuerpo empieza a fallar en cómo maneja incluso los metales que sí necesita, y eso puede contribuir a enfermedades neurodegenerativas.

La especialista destacó la importancia de estos estudios dado las perspectivas del crecimiento poblacional, según cifras, en el año 2050 habrá muchísimas más personas mayores de 60 años en México y en América Latina. “No estamos preparados para eso. Necesitamos investigar más, desarrollar tratamientos y preparar al sistema de salud para atender estas enfermedades”, advirtió.

Por esta razón se creó el Centro de Investigación sobre el Envejecimiento, el primero en su tipo en América Latina, donde trabaja la doctora Quintanar. Ahí, científicos de distintas disciplinas estudian desde el Alzheimer y las cataratas hasta el cáncer, la diabetes y el deterioro muscular. “Buscamos entender los mecanismos moleculares de las enfermedades que afectan al ser humano en una edad avanzada”.

“Queremos no solo acompañar el envejecimiento saludable de la población, sino encontrar respuestas reales, terapias que puedan mejorar la calidad de vida en la vejez”, concluyó la Dra. Liliana Quintanar.

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