Lun. Nov 11th, 2024

Palestra / San Luis Potosí

La ropa es una necesidad diaria para la humanidad y no solo la usamos para protegernos del clima y cumplir con una norma social; gracias al desarrollo industrial y tecnológico podemos tener ropa con muchos colores, texturas y formas, lo que ha propiciado que cambiemos nuestra manera de acercarnos a ella, ya que además de cumplir con la necesidad básica de proteger nuestros cuerpos, la empleamos como una fuente de comunicación estética que permite proyectar nuestra identidad, cultura y lugar en la sociedad. 

Destacó lo anterior, la responsable del Sistema de Gestión Ambiental de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) Ing. María José Rodríguez del Río, responsable del Sistema de Gestión Ambiental. Comentó que la ropa no es solamente una mezcla colorida de texturas y formas, también implica un proceso industrial donde se emplean los materiales de los que está hecha y la participación de las personas que la fabrican.

Dio a conocer existe un término de reciente creación denominado Fast Fashion, moda rápida, que no solo se atribuye a las compras de prendas en línea, sino también a la adquisición de prendas de algunas marcas que suelen cambiar rápidamente sus artículos en venta, en función de las temporadas.

Esto se refleja en la producción de un gran volumen de ropa producida, lo cual deriva en millones de prendas en el mercado, y fomenta en los consumidores el uso de prendas por breves periodos de tiempo. Además, dichas prendas son producidas con materiales de menor calidad para poder ofertarse a bajos costos, al grado de poder considerar a la prenda como “ropa desechable”.

“Nuestro país se perfila a ser uno de los países con mayor mercado en el consumo de ropa denominada Fast Fashion. En México, las importaciones de productos textiles y de la confección provenientes de EUA han disminuido a través del tiempo, mientras que las de China han aumentado”.

La integrante de la Agenda Ambiental de la UASLP, citó que, de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas, la industria de la moda rápida es responsable del 1012 por ciento de las emisiones globales y de la producción del 20 por ciento de agua residual a nivel mundial.

Reconoció que las nuevas generaciones, sin importar el grupo de edad, están conscientes de la problemática del cambio climático y la contaminación, ya que estamos experimentando las consecuencias hasta el día de hoy.  

“Algunas prácticas para darle una segunda oportunidad a esa ropa que ya no utilizas consiste en los trueques, los cuales son intercambios de bienes o servicios por algún otro bien o servicio que la otra persona necesite”.

En estos, puede ofertarse la ropa que ya no se utiliza y que en vez que vaya a disposición final, pueda ser aprovechado al máximo. También existe la donación, que es una forma altruista de aprovechar esa ropa en buen estado que ya no se utilice.

Finalmente, la ingeniera María José Rodríguez, consideró importante aprender a diferenciar entre consumo y consumismo, “hay cosas que necesitamos, como comer y vestirnos. La naturaleza es resiliente, el problema radica en consumir recursos naturales antes de que estos se regeneren, equivalente a usar una tarjeta de crédito en la cual le pides prestado a tu yo del futuro sus recursos”.