Vermouth Deportivo / Copa América
Uruguay y Brasil protagonizaron en Las Vegas algo más parecido al boxeo que al fútbol. La Celeste no pudo imprimir nunca esa verticalidad que lo caracterizó durante toda la Copa América, mientras que el Scratch, perdido en sus intermitencias, supo ser aguerrido.
En definitiva un Clásico del Río Negro con todas las letras, y aunque las situaciones de gol no abundaron en el desierto de Nevada, si se hicieron presentes.
Uruguay lo tuvo con Darwin Núñez, que cabeceó sobre el travesaño, y Brasil con el ingreso al área de Raphinha y su remate despejado por una mano salvadora de Rochet.
El cierre del primer tiempo fue augurio de algo bueno, sin embargo el complemento volvió a caer en el terreno de la lucha, sin lugar al lucimiento.
Tanto que Uruguay terminó con diez por una tremenda patada de Nahitan Nández sobre el tobillo de Rodrygo: el argentino Herrera mostró amarilla pero terminó cambiando por roja a instancias del VAR.
Con uno menos bancó Uruguay los minutos finales, Dorival movió el banco pero Brasil nunca fue un equipo fresco, y nunca puso al rival contra las cuerdas.