Palestra / La Ratonera
Para quienes estaban con el pendiente sobre cómo es posible que Natanael Cano, Nata para los fans, haya metido 310 mil personas en su concierto de la Fenapo, el director de Protección Civil, Mauricio Ordaz, desentrañó el misterio.
Y es que si se compara con el Zócalo de la CDMX, donde caben hasta 200 mil personas, la explanada del Teatro del Pueblo no es siquiera de ese tamaño. «En el Teatro del Pueblo no caben 300 mil personas, es gente rotativa, no toda la gente se queda al concierto ni se queda todas las horas», explicó.
Es decir, según el servidor público, la Fenapo hacía un conteo de las personas que entraban y salían día a día, desde que abrían hasta que cerraban el recinto, no por concierto, por lo que lograron la estratoférica cifra de 8.5 millones de visitantes en total.
El promedio diario, por lo tanto, fue de 340 mil personas, más que la cifra récord de Nata, lo que sigue dejando el gato encerrado, porque se supone que con él fue la máxima entrada en una sola jornada y las demás estuvieron por debajo.
El alcalde capitalino Enrique Galindo parece haber tomado la sartén por el mango con la presa El Realito, ya que anda engallado diciendo que si por él fuera, ya no habría contrato con la empresa Aquos, que ha resultado muy transa y ayer volvió a fallar.
El paquete se lo deja al gobernador Ricardo Gallardo, quien por su parte se ha visto prudente y pide a Galindo que lo piense dos veces, antes de meter en crisis a la ciudad que gobierna en caso de prescindir de las pocas veces que la presa asentada en Guanajuato le manda el líquido.
Lo cierto es que Gallardo no ha querido tomar la decisión o su cuerpo de abogados no da el kilo para terminar el contrato leonino que sólo afecta las finanzas de San Luis Potosí, con un servicio a costos muy elevados para su cliente principal, Interapas.
Ya que el mandatario habla de tener al presidente Andrés Manuel López Obrador como ejemplo, que siga sus pasos y presione para revisar el contrato con la empresa española, como hizo el tabasqueño con la privatización de los penales y otros tantos acuerdos voraces que dejó la «maldita herencia» de PAN y PRI a nivel nacional, donde no sólo salió vencedor, sino que recuperó dinero del erario para construir obras sociales para la gente más vulnerable.
En el sexto y último Informe de Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, San Luis Potosí apareció con una línea en las menciones de las dos horas de discurso.
Y fue con motivo de la ampliación de la carretera Ciudad Valles-Tamazunchale que AMLO inauguró junto con la presidenta electa, Claudia Sheinbaum y el gobernador Ricardo Gallardo el pasado 23 de agosto, con un costo superior a los ocho mil millones de pesos y sin peaje, amén que redujo a la mitad del tiempo el recorrido entre ambos municipios del norte y sur de la huasteca potosina, a sólo una hora.
Sin duda, una obra que revitalizará el flujo de turismo, mercancías y personas en general, lo que debe llevar a más progreso, sobre todo porque habrá obras complementarias anunciadas por Gallardo como unos paradores a lo largo del camino para dejar derrama económica a las comunidades.
Sin embargo, fue poco lo que dejó el presidente, a diferencia de Sheinbaum, quien se comprometió a construir el aeropuerto de Tamuín, mejorar la carretera a Tampico, hacer pasar por San Luis Potosí el tren de pasajeros a Nuevo Laredo y, en una de esas, hasta un segundo piso en la atiborrada carretera 57. Ya se verá.
