Dom. Nov 24th, 2024

Palestra / Noticias ONU

En una modesta tienda de campaña de un campamento improvisado para desplazados al oeste de la ciudad de Al-Zawaida, en la gobernación de Deir al-Balah, en la Franja de Gaza, los niños cuyas vidas han dado un vuelco debido a una guerra mortífera y a la destrucción generalizada se reúnen con la logopeda Amina Al-Dahdouh.

Está allí para ayudarles a recuperar la confianza en sí mismos.

Un número cada vez mayor de personas, especialmente niños pequeños, tienen dificultades para expresarse como consecuencia de la guerra de casi un año que asola su entorno.

“La tartamudez es el problema que más ha aumentado”, afirma Al-Dahdouh, y calcula que seis de cada diez niños del campo tienen dificultades para hablar.

Hay mucha demanda de sus servicios en el campo, donde los miembros de las familias, algunos de los cuales han sido desplazados varias veces, se refugian de los ataques de las fuerzas israelíes.

“Actualmente, estoy tratando a más de 50 niños con problemas de habla aquí en el campamento, y hay otros niños de diferentes campamentos que quieren venir aquí a recibir tratamiento”, dijo, añadiendo: “presto servicios aquí tres días a la semana, y prestaré otros tres días para niños de otros campamentos”.

En los más de 11 meses transcurridos desde el ataque inicial de Hamás el 7 de octubre de 2023, desde el cual se han producido bombardeos a Gaza por parte de Israel, el Ministerio de Sanidad de Gaza ha informado de la muerte de más de 40.000 palestinos, muchos de ellos niños.

Según Al-Dahdouh, los padres están menos dispuestos a centrarse en el tratamiento de los problemas del habla de sus hijos mientras dure la guerra, ya que luchan por asegurarse la vida o acceder a alimentos y agua.

El miedo a la guerra
Aunque los niños parecen ser los más afectados, Al-Dahdouh dijo que los problemas del habla en la Franja existen en todos los grupos de edad y pueden hacerse más evidentes una vez finalizado el conflicto.

Amal Awad, madre de una niña de corta edad, dijo a Noticias ONU que su hija Fátima empezó a mostrar problemas del habla en los primeros días de la guerra. “Ya no podía pronunciar las letras ni hablar correctamente debido a la guerra y al miedo”, dijo.

“En las primeras fases de la guerra, dejó de hablar por completo porque estaba muy asustada. Se quedaba callada la mayor parte del tiempo. Cuando intenté hablarle más, me di cuenta de que pronunciaba mal las letras”, explicó.

Afortunadamente, ha percatado que su hija había mejorado mucho desde que empezó a recibir tratamiento de la logopeda, y añadió: “Incluso las personas que viven en las tiendas de campaña que nos rodean han notado una mejora significativa en su habla”.

Las Naciones Unidas han advertido repetidamente de los efectos a largo plazo de la guerra en los niños, incluida su salud mental y física.

Jonathan Crickx, del Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), declaró en febrero que “antes de esta guerra, UNICEF consideraba que más de 500.000 niños necesitaban ya apoyo psicosocial y de salud mental en la Franja de Gaza”. Hoy, se calcula que más de un millón de niños necesitan ese apoyo.