Palestra / La Ratonera
Si así como se está manejando el «impuesto verde» con los empresarios, las demás leyes se pusieran a consideración de los ciudadanos, quizá otro gallo nos cantaría en el respeto a las mismas.
Y es que la famosa norma nada más no termina de convencerlos, tan es así, que se ha pospuesto en varias ocasiones su entrada en vigor y mientras, siguen contaminando, en detrimento del medio ambiente y la salud de la población.
Es bueno que haya diálogo y acuerdos, como dijo la secretaria de Finanzas, Ariana García Vidal, pero cabe preguntarse si a la hora de la verdad, la ley servirá para desincentivar a las industrias contaminantes como los ingenios azucareros de la huasteca potosina y actividades económicas como las ladrilleras en la capital, por citar sólo dos crudos ejemplos.
Sería bueno saber si los ciudadanos tienen alguna vela en este entierro, porque hasta el momento no se ha dicho ni una palabra sobre la forma de denunciar la contaminación.
El gobernador Ricardo Gallardo Cardona le puso un «estate quieto» al alcalde morenista de Huehuetlán, Ramón Martínez Avitud, al declarar que no piensa dejar de vigilar al municipio huasteco con la Guardia Civil Estatal.
Como se recordará, en días recientes se desató el escándalo porque Martínez afirmó que era hostigado por los elementos y, para apoyarlo, saltó al ruedo la lideresa morenista Rita Ozalia Rodríguez Velázquez, afirmando -sin pruebas- que no es el único caso y que la GCE es utilizada «políticamente» en contra de los gobiernos guindas.
Más allá de eso, queda claro que la foto reciente de Gallardo con Rita Rodríguez fue pura pantomima, porque los ánimos siguen candentes luego de pasadas las elecciones por el Senado, donde la hermana de la todopoderosa secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, no logró el escaño al ser superada por los votos ganados por la esposa del mandatario, Ruth González y la panista Verónica Rodríguez.
Ni siquiera es necesario ser adivino para darse cuenta que Morena-Verde ratificarían su alianza electoral en 2027, cuando se renovarán gubernatura, diputaciones locales y las 59 alcaldías de San Luis Potosí, a menos que la presidenta Claudia Sheinbaum ordene lo contrario, pero usando las propias palabras de Gallardo, los dos partidos siguen como «perros y gatos» y el pleito hará que cada uno jale agua para su molino.
Sin duda alguna, el recién nombrado director de Finanzas del Interapas, Jorge Daniel Hernández Delgadillo, tiene las tablas y las credenciales para ocupar cargos importantes, en este caso, la mismísima dirección general del organismo operador del agua de la capital.
El problema es que su perfil es demasiado político, no técnico, y quién sabe si pueda cumplir el cometido de rescatar al Interapas del profundo pozo de la mediocridad en que se encuentra.
El Interapas no sólo tiene una cada vez más inmanejable cartera vencida, sino que no ha avanzado mucho que digamos en su tarea principal de brindar un servicio de calidad a los potosinos de la ciudad, que en grandes cantidades dependen de la perforación de pozos a demasiados metros del subsuelo, lo que podría implicar que el agua no sea realmente limpia y además se sobreexploten los mantos acuíferos, de por sí castigados con la extracción.
El alcalde Enrique Galindo anunció que la Junta de Gobierno del Interapas, que él preside, votaría hoy a favor de poner al político Hernández Delgadillo al frente, luego de la renuncia de José Antonio Lugo Álvarez y, aunque presumió que «apenas» sería el tercer director en sus tres años como alcalde, de nada ha servido que sean pocos o muchos, porque los malos resultados saltan a la vista.