Palestra / La Ratonera
La Cámara de Diputados decidió no hacer más «ruido» y aprobó en sus términos la minuta enviada por el Senado, para que la no reelección y el no nepotismo, entren en vigor hasta el año 2030.
Si bien se barajó la posibilidad de respetar la iniciativa constitucional de la presidenta Claudia Sheinbaum, para que comenzara con las elecciones de 2027, ni la morenista hizo mucho esfuerzo por defender su propuesta y dejó la responsabilidad en los legisladores que, finalmente, optaron por mantener «vivos» a los aspirantes a las gubernaturas, que son familiares de los actuales mandatarios, y poder competir en dos años.
Como se sabe, en San Luis Potosí, la principal aspirante es la senadora Ruth González, quien llegó al escaño con el respaldo de medio millón de potosinos y, aunque ella y su esposo, el gobernador Ricardo Gallardo, no han dicho que sí va, tampoco lo han desmentido, por lo que esa moneda sigue en el aire. Sobre todo porque el partido de ambos, el PVEM, no tiene la suficiente fuerza electoral para arrebatarle algún estado a Morena y prefirió jugar a la segura: mantener SLP.
Por lo pronto, González Silva tiene un arduo trabajo por delante y empezó con un fuerte repudio a los aranceles de Trump a México, con un posicionamiento en tribuna ayer en la Cámara alta, donde dijo que se trata de una «medida unilateral que lejos de fortalecer la relación bilateral, debilita la integración económica de América del Norte y genera incertidumbre en sectores claves de nuestra economía». El discurso no fue nada del otro mundo, pero al menos no se fue en blanco.

Dicen las malas lenguas que el alcalde Enrique Galindo vivió ayer uno de sus días más tristes en la política.
Defenestrado en el PRI, por ser «ojo» y haber traicionado al dirigente nacional Alejandro Moreno, fue expulsado del tricolor y, por lo tanto, no pudo asistir al festejo por el 96 aniversario del partido en la Ciudad de México.
Cuando pudo estar en los principales reflectores, ya que se trata de los pocos alcaldes capitalinos que tiene el PRI en el país y además es un personaje algo conocido a nivel nacional, Galindo hoy está sumido en acusaciones de corrupción por el cochinero que tiene en las cuentas públicas e implora que Morena lo llame como su candidato en 2027, porque con el PAN no le alcanza y el PVEM, ni modo que lo tenga en la lista de 10 que cantó el gobernador Ricardo Gallardo.
¿O sí?

El que anda como chivo en cristalería, es el director del Interapas, Jorge Daniel Hernández Delgadillo, quien con un lenguaje propio de político de barrio y no el que se le conocía por su experiencia, arremetió durante dos días seguidos contra la CEA y el diputado local del PVEM, Luis Fernando Gámez Macías.
En el primer caso, porque la CEA, que también tiene lo suyo, acusó al Interapas de no hacer nada para evitar la contaminación del Lago Mayor del parque Tangamanga I por obras viales de quién creen, el alcalde Enrique Galindo. Interapas sostuvo que «serían de un fraccionamiento» y negó los señalamientos, pero hasta el momento, no ha demostrado nada ni remediado el foco de infección.
No pasaron ni 24 horas cuando Hernández Delgadillo se lanzó con todo contra el diputado Gámez, quien acusó a Galindo de haber ordenado al Interapas no ofrecer sus servicios en los municipios de Soledad y Villa de Pozos. «Falso», fue lo menos que dijo el secretario general de Gobierno a inicios del presente siglo y otros cargos públicos relevantes.
No cabe duda que juntarse con Galindo también lo echó a perder o de plano perdió su toque político para tratar estos asuntos con un mayor nivel, justo el que se esperaba de su persona cuando el alcalde lo impuso como director del Interapas.
