Mié. Jun 18th, 2025

Palestra / San Luis Potosí

El sueño no solo es un estado de reposo, sino una función vital para el cuerpo humano que influye directamente en la salud física, emocional y mental. Así lo afirmaron los doctores Jaime Sebastián F. Galán Jiménez y Alejandro Valladares González, especialistas de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), quienes alertaron sobre el impacto negativo de los malos hábitos de descanso, especialmente en jóvenes y adultos, y subrayaron la necesidad de adoptar rutinas saludables para dormir.

Ambos académicos coincidieron en que, en un contexto social cada vez más acelerado, con extensas jornadas laborales, sobreexposición a pantallas y múltiples estímulos digitales, el sueño ha dejado de considerarse una prioridad, cuando en realidad constituye una de las principales funciones biológicas necesarias para mantener el equilibrio y bienestar en todas las etapas de la vida.

El doctor Jaime Galán Jiménez, director de la Facultad de Psicología de la UASLP, destacó que dormir bien no debe verse únicamente como una necesidad biológica, sino como un pilar para preservar la salud mental, emocional y física. Subrayó que la falta de sueño no solo disminuye la energía y concentración, sino que se asocia con un mayor riesgo de padecer ansiedad, depresión, enfermedades cardiovasculares, metabólicas e incluso problemas inmunológicos.

Uno de los factores más dañinos para el descanso, afirmó, es el uso excesivo de pantallas electrónicas. La exposición prolongada a la luz azul de celulares, tabletas y computadoras interfiere con la producción natural de melatonina -hormona encargada de regular el sueño-, lo que provoca que las personas se duerman con la mente acelerada o en un estado de agitación que impide alcanzar un descanso profundo y reparador.

Además de las pantallas, señaló que conflictos emocionales, el estrés cotidiano y la ansiedad también pueden interrumpir los ciclos de sueño, lo que provoca insomnio, despertares nocturnos o somnolencia diurna. “La calidad del sueño es un termómetro del estado emocional y físico. Cuando alguien duerme mal de forma constante, es probable que existan desequilibrios que requieren atención”, explicó.

Por su parte, el doctor Alejandro Valladares, catedrático de la misma facultad, agregó que el requerimiento de horas de sueño varía a lo largo de las distintas etapas de desarrollo. Durante la infancia y la adolescencia, períodos fundamentales para el crecimiento y desarrollo neurológico, lo ideal es dormir entre 8 y 10 horas. “En la adolescencia, el cuerpo experimenta transformaciones hormonales, físicas y psicológicas que incrementan la necesidad de descanso. Sin embargo, es justo en esta etapa cuando se presentan alteraciones severas en los hábitos de sueño debido al uso de dispositivos y redes sociales”, señaló.

En la adultez, el patrón cambia: el adulto promedio necesita entre 6 y 8 horas de sueño cada noche, aunque esta necesidad varía dependiendo del estilo de vida y las condiciones de salud. Valladares explicó que durante el sueño se regulan funciones hormonales y fisiológicas, como la regeneración celular, el metabolismo, la presión arterial y la función inmune. “Dormir mal por periodos prolongados puede detonar o agravar enfermedades crónicas y también deteriorar nuestras capacidades cognitivas”.

Para promover una buena calidad del sueño, los especialistas recomendaron establecer rutinas nocturnas saludables, como dormir y despertar a la misma hora diariamente, evitar cenas abundantes, reducir el consumo de cafeína y alcohol por las noches, y limitar el uso de pantallas al menos una hora antes de dormir.

También destacaron la importancia de preparar un entorno propicio para el descanso: mantener una temperatura agradable en la habitación, reducir los niveles de luz y ruido, y realizar actividades relajantes previas como tomar una ducha, leer o beber una infusión caliente.

“El ruido, la sobreestimulación mental y el estrés acumulado son enemigos del sueño. Por eso es importante que el cuerpo reconozca señales para iniciar el descanso. Así como se cuida la alimentación o el ejercicio, dormir debe formar parte de nuestros hábitos de autocuidado”, reiteró el doctor Galán.

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